CON LOS PIES SOBRE LA TIERRA
Buscando
Respuestas…..Como
seres espirituales que somos, viviendo una experiencia humana para nuestra
evolución, en algún momento de nuestra existencia se nos presentará en el
camino, algún evento o circunstancia, que emocionalmente mueva nuestra fibra
más íntima, o como se dice “nos mueva el piso”, y dicho evento siempre estará relacionado
con alguna pérdida, afectiva o material; y el dolor, la angustia que ello nos produzca nos induce a comenzar una ruta de búsqueda, para
encontrar respuestas a lo que sea que nos haya sucedido, o lo que hayamos
perdido, y nos coloca en un limbo donde
vienen a nuestra mente solo preguntas, y ninguna respuesta, lo que nos hace sentir mental y emocionalmente inestables
.
Cuando
alcanzamos a reaccionar y a pensar en lo sucedido, nos encontramos que a pesar
de los razonamientos no comprendemos y
comenzamos un cuestionamiento de, por qué a mi? Por qué esto? Qué sucedió?
…¿…..? infinidad de interrogantes sin que nadie logre darnos una explicación
coherente para nosotros en ese momento; y es en tales circunstancias que la
vida nos está dando la oportunidad de comenzar una ruta hacia nuestro mundo interior.
Dijo en una
oportunidad Steve Maraboli “…la vida es un sistema equilibrado de
aprendizaje y evolución; de placer y dolor, donde cada situación en nuestra
vida sirve a un propósito y depende de nosotros reconocer lo que podría ser ese
propósito…”, es por ello que nos embarcamos en una búsqueda, por diferentes
senderos, filosóficos, espirituales, religiosos, persiguiendo respuestas que
nos permitan encontrar no solo ese propósito sino de alguna manera las respuestas que siembren
en nosotros, la paz y el sosiego que nos permita sobrellevar el día a día transitando la vida con amor y
sabiduría.
“Cuando hay
calma en tu interior…
La adversidad
solo es parte del paisaje”
En la red….
La vida nos
va presentando retos en ocasiones “extremos”
, la muerte de un pariente muy allegado, una enfermedad “terminal” , un
accidente, y es allí ante esos retos, que comenzamos esa búsqueda; la historia nos da ejemplos de cómo los seres
humanos somos capaces de superar esos momentos; por citar un ejemplo, el caso de Stephen Hawking quien fue
diagnosticado a la edad de 21 años con “esclerosis lateral amiotrófica” y un
tiempo aproximado de 2 años de vida; sin embargo murió a la edad de 76 años, y su deterioro físico no le impidió
desarrollar una extraordinaria obra de vida dentro del mundo de la ciencia y la
física; y aunque no necesariamente se le identificó como un ser “espiritual”,
tuvo una gran fortaleza para sobrellevar su vida, con optimismo tal cual lo
relata su biografía y la obra dejada por él; “buscó” y encontró la forma de sobrevivir 55 años al diagnóstico
recibido.
Es entonces
ante tantas incógnitas que comenzamos un período de búsqueda, el cual
dependiendo de nuestro grado de formación y escala de valores, nos lleva por las diferentes corrientes
filosóficas, religiosas u otra índole, a refugiarnos en la lectura, en
experiencias de retiros espirituales, meditaciones, y en algunos casos, puede haber quienes se
refugian en otros tipos de adicciones que lejos de encontrar respuestas, y
soluciones, solo pueden llevar a experiencias aún más difíciles,
traumáticas y conflictivas.
Sin embargo, ya habiendo
transcurrido un tiempo de búsqueda, y obtenido la serenidad y la calma,
comenzamos un período de asimilación y aprendizaje, que si bien no se recobra
lo perdido, se obtiene un conocimiento y algunas respuestas que nos ofrecen el
discernimiento necesario para conservar el equilibrio, y mediante el cual
podemos mantener unido nuestro mundo interior y el exterior; lo visible y lo
invisible, lo desconocido y lo conocido, lo temporal y lo eterno, guiándonos a
una vida saludablemente compartida y en relativa paz.
Son los resultados
de esta búsqueda, los que pueden permitirnos un cambio en nosotros mismos para
superar los momentos difíciles, y alcanzar un crecimiento, en el proceso de maduración
y constante evolución; ya que cuando alcanzamos madurez tenemos respuestas,
conclusiones, mientras continuamos el camino del aprendizaje, comprendiendo que
la vida es un viaje continuo hacia la sabiduría, y que es a través de nuestras
experiencias que podemos comprender quiénes somos y el mundo en el que vivimos;
es así como maduramos como individuos y seres espirituales.
“En el dolor
hay tanta sabiduría como en el placer:
ambas son las
grandes fuerzas conservadoras
de la
especie”
F. Nietzche
Como estudiante y buscadora de los enigmas que nos
envuelven, explorando literaturas, filosofías y más, mi mundo se fue
expandiendo y cada día aprendiendo algo nuevo; y al ir creciendo para conocerme
y aceptarme tal como soy, descubrí dentro de mis relaciones personales, a ser
una mejor persona; así mi espíritu explorativo me ayudó a crecer en empatía al
aceptar otras opiniones y culturas; he profundizado mi mundo espiritual y mi
fe; que a lo largo de los años me han llevado por múltiples senderos,
permaneciendo consciente de Dios , y eso
le ha dado sentido a mi vida.
Concientizamos de esta manera que la vida es un cambio constante, y por ello
a menos que aprendamos a adaptarnos a esos cambios, lograremos evitar de alguna
manera vernos atrapados en un prolongado estado de sufrimiento. Podemos
aprender a superar cualquier obstáculo que encontremos en nuestro camino, siendo
como el agua, no luchando contra ella, sino fluyendo con ella, para establecer relaciones
donde la empatía y la resiliencia nos brinden la capacidad y las
herramientas para superar circunstancias traumáticas, y que siendo nuestras
guías, nos permitan
crecer emocional y espiritualmente.
Así como es
cierto que formamos parte de una Conciencia Universal, como dijo Jorge Luis Borges “… somos pensamientos
en la mente de un gigante…” no es menos cierto que el hombre en la búsqueda
de la autoconciencia personal aprende sobre
la realidad y el mundo; se conoce a sí mismo, por lo que le resulta urgente interrogarse sobre el sentido de las
cosas y sobre su propia existencia, lo que lo lleva en efecto, por un camino
hacia la espiritualidad, que
significa la expresión más elevada y
sublime del ser humano, siendo el clímax de su naturaleza racional y la base en
la búsqueda libre y personal que el hombre realiza sobre lo divino.
Examínenlo todo; retengan lo
bueno.
Tesalonicenses 5:21
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