¡…HUMILDAD…!

 

¡…humildad…!

camino de Plenitud…

 

“No hay grandeza donde faltan la Humildad,

la Verdad y la Bondad.”

León Tolstoi

 

“Humildad”, nada tiene que ver con la pobreza material o la falta de dinero,  ya que podemos definir la humildad, como la virtud humana que implica conocer nuestras debilidades y nuestras cualidades para obrar en consecuencia, y sobre todo, al desarrollarla, habremos logrado un control casi absoluto de nuestras emociones, escalando en nuestra evolución espiritual, reconociendo que somos UNO, con una fuerza superior que nos permite ver nuestras capacidades y oportunidades sin necesidad de ostentar ante los demás nuestros éxitos, sino todo lo contrario, compartir los conocimientos adquiridos  siendo agradecidos por ellos, y al agradecer,  nuestros ojos verán nuevas oportunidades, comprendiendo que la gratitud nos hace “Humildes

 

Siendo importante saber que en el camino para desarrollar la “Humildad”,  se debe abandonar  el Síndrome del S.A.P.O, que significa y contiene lo siguiente:  S…Soberbia, que implica colocarnos una máscara para mostrar lo que no es; A…Arrogancia, creer que se tienen más derechos que otros; P…Prepotencia, quien actúa pretendiendo buscar e imponer autoridad ante los demás, para sacar provecho de las situaciones; y O…Obstinación, cuando se actúa de forma terca, encerrado en su propia opinión. Todo esto por cuanto la “Humildad” se caracteriza por reconocer el propio esfuerzo, compartir alegrías y derrotas, y sobre todo por valorarse a si mismo igual que a los demás, admitiendo que se es capaz de reconocer limitaciones o errores.

 

La “Humildad”, es una de las virtudes más valoradas en el ser humano, ya que es la base para otras virtudes como la generosidad, la solidaridad y el compromiso, y es una virtud que aunque se aprende a cultivarla, fomentándola como un hábito, en muchas personas forma parte innata de su personalidad.

 

 

 

 

Cuanto más grande somos en Humildad,

Tanto más cerca estamos de la Grandeza”

Rabindranath Tagore

En las diferentes religiones, como en el judaísmo y el catolicismo, se considera la Humildad, como una virtud clave en la humanidad, ya que  tiene como objetivo que el ser humano adopte una actitud que le permita comprender que la superioridad y la divinidad de Dios es inalcanzable para él; y ella se alcanza cuando se desarrolla en conciencia las propias limitaciones; reconociendo que cada ser humano posee igual dignidad, que todos tenemos un mismo y único origen, lo que implica una actitud relacionada con la virtud de la modestia; lo que nos permite comprender que la Humildad, no es solo una virtud sino una cualidad independiente de la posición económica o social, al no pretender estar por encima ni por debajo de nadie, sino tener claro que todos somos en esta existencia, iguales en grado de dignidad.

Cuando no se tiene la “Humildad” como virtud innata, y se decide cultivarla, es importante trabajar con el control de las emociones; por cuanto comprender y aceptar que todos somos seres iguales en dignidad, valorar el trabajo y esfuerzo de cada cual, reconocer las virtudes propias y ajenas así como las limitaciones, expresarse con amabilidad, actuar con modestia, considerar, escuchar y respetar genuinamente las opiniones ajenas, requiere de gran madurez y control emocional; para no caer en los complejos de superioridad, rechazando la ostentosidad, la arrogancia y el orgullo; y en oportunidades reconociendo ante los demás nuestros propios errores; y  comprender  que la “Humildad” es la actitud virtuosa que se debe observar ante Dios, ante su superioridad y perfección, en plena conciencia de que ha sido el mismo Dios quien nos ha concedido la gracia de la existencia; reconociendo nuestra pequeñez ante el gran misterio de la Vida.

“Revestios de humildad hacia los demás, porque

Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes”

Pedro 5,5

 

 

 

 

 

 

 

El  trabajo interno sobre el control emocional,  que se debe realizar con el objetivo de convertirnos en personas humildes, también nos conduce a convertirnos en personas dignas de confianza, flexibles y adaptables, porque en la medida que nos hacemos más humildes, se adquiere grandeza en el corazón, escapando de un estado de “pobreza mental”, asociado a la gente que lee pero no asimila lo que lee; se ríe pero solo de tonterías; vive dentro de una sociedad pero es un ser asocial, dejando ver su pobreza mental en la poca curiosidad por el crecimiento interno, por el saber, actúan con ironía y cinismo, manteniendo una escasez de cortesía y escasa educación intelectual y social.

“Señor dame Serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar;

Valor para cambiar lo que pueda y Sabiduría para

Reconocer la diferencia.”

Reinhold Niebuhr

 

En esa corta oración, podemos observar cuán importante es, no solo controlar nuestras emociones, sino tener la suficiente “Humildad” para reconocer nuestras limitaciones, ya que para recorrer un Camino de Plenitud,  es necesario elegir nuestra vida con coherencia, integridad y plenitud; donde la plenitud es vivir con valores, con lo que realmente es importante, con lo que se desea alcanzar, pese a dificultades o circunstancias, porque la plenitud es conectar con eso que te mueve, con eso que te ilusiona, creer con “Humildad” que todo es posible, sintiéndolo y así se encuentra la energía necesaria para transitar el camino.

 

Cuando Jesús de Nazareth, en su mensaje del Sermón de la Montaña, se refirió a la “Humildad” o mansedumbre se refería a una actitud hacia Dios,  para reconocer que “…por mí, nada puedo hacer…” reconociendo que Él era solo el hijo de un carpintero, pero encontró su unidad con Dios , donde su plenitud y en ese descubrimiento tuvo los secretos del Universo.

 

 

 

“Pocos son humildes, porque para serlo

Se necesita una autoestima que pocos poseen”

Robert Brault

 

 

La conciencia humilde no está centrada en sí misma; está centrada en Dios, y es  humilde en el reconocimiento de las limitaciones humanas, pero confiada en la convicción de los recursos Divinos, porque el éxito para una persona ubicada en este estado,  tiene  certeza que no es asunto de aceptación pública sino aceptación de Dios; sin embargo la verdadera “Humildad” no es para llamar la atención, porque lo verdaderamente importante es asumir que la fuente de la sabiduría y el discernimiento vienen del poder Espiritual.

 

A continuación les dejo una pequeña anécdota de Alejandro Magno, de donde se desprende la importancia de trabajar en lograr cierto grado de humildad, aceptando el hecho de que somos Espíritus viviendo una experiencia humana, para nuestro crecimiento y desarrollo espiritual.

 

“Solo es grande en la Vida, quien sabe ser pequeño”

José Angel Buesa

 

“…Alejandro Magno fue uno de los comandantes militares más exitosos de la historia. Se enfermó mucho en el viaje de su victoriosa campaña militar, y justo cuando estaba a punto de morir, compartió sus tres últimos deseos con sus generales: Primero, quería que sus médicos llevaran su ataúd de vuelta, y quería que el camino al cementerio  donde se llevara su ataúd fuera cubierto con ORO, PLATA y PIEDRAS PRECIOSAS. Por último, quería  que le pusieran las dos manos de forma  que quedaran fuera del ataúd. Alejandro explicó que, al hacerlo, deseaba impartir tres lecciones a los vivos: En primer lugar no importa cuán grande sea la habilidad de un médico, no pueden salvar la vida de las personas; no pueden determinar la vida y la muerte de una persona. En segundo lugar, no vale la pena pasar toda una vida en la búsqueda de la riqueza, es una pérdida de tiempo precioso. Y finalmente, cada uno de nosotros viene a este mundo con las manos vacías y así nos iremos, con las manos vacías, no podemos llevarnos nada…” HASTA UNA PRÓXIMA OPORTUNIDAD

 

NERVIS C. NAVA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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