El Paso de los Años....
Este es un enfoque inicial del Manual "Años Dorados" que se ha desarrollado con la idea de ayudar en cierta manera al proceso del Atardecer de la Vida, porque si de algo debemos estar seguros es lo importante de tomar conciencia y comenzar a "prepararnos" para esa etapa de la vida e ir planificando un OTOÑO EN PLENITUD.....
CONSIDERACIONES….
Aceptar el paso de los años, y tomar conciencia de
las limitaciones mentales y físicas que vamos observando en nosotros mismos,
convertirnos en observadores de nuestra conducta mental, emocional y física,
para abrirnos a aceptar la ayuda y colaboración de nuestro entorno, aprendiendo
a delegar aspectos personales de la cotidianidad, son actitudes y conductas que se deben asumir a
partir de la mediana edad, ya que el ser humano con el transcurrir de los
años reafirma y profundiza esos
comportamientos; de esta manera, dichos
patrones se irán estableciendo como hábitos de rutina y al momento de
llegar al atardecer de la vida podemos culminar
esa última etapa en armonía, con paz y sin generar mayor contratiempo a las
personas que compartan nuestro entorno…..
Todos los seres humanos ansiamos vivir por largo
tiempo, sin embargo es innegable el temor a la vejez, ya que ello implica o
está asociada a enfermedad, deterioro y soledad. Surge ante ello la incógnita
¿estamos preparados o nos preparamos para envejecer? Nadie está preparado para
nada, todos aprendemos a tolerar el paso del tiempo, y el tiempo viene asociado
con el envejecimiento y la muerte.
La vida de cada ser depende de sus propios
pensamientos y deseos, nada llega por la suerte o la casualidad. Llegar a esa
etapa de la vida, y terminar en un asilo maltratado, o en casa de algún
pariente, como un inútil, depende de lo que cada cual haya hecho para
conseguirlo; es por ello que cada uno debe ocuparse de prepararse para su
vejez. ¿Se quiere estar en manos de otros? ¿Se quiere pedir una limosna de
afecto y ser no solo unos viejos pobres, sino unos pobres viejos?
Es cierto que no todos llegaremos a viejos, pero
ante esa incertidumbre, es preferible comenzar desde temprano con ciertas
medidas y disciplinas que llegado el momento nos proporcionen una cierta
calidad de vida, ya que en la vejez no son solo las neuronas las que se
deterioran, sino algo más importante como son, las relaciones sociales.
Por eso justamente, muchas personas llegado el
momento de jubilarse, pierden gran parte de relaciones, porque tristemente, la
sociedad como tal, nos proporciona una vejez marginal, donde se va apartando a
los “adultos mayores” de los lugares, de amores, de amistades y de la
cotidianidad. Es allí que no se debe permitir que la edad, antes que enturbiar
los días, los llene de color y fantasía; porque no se debe perder la ilusión y
el optimismo, siempre dentro de ciertos parámetros y a conciencia de las
limitaciones del paso del tiempo, sabiendo que la vida es un continuo quehacer,
en donde siempre se puede ayudar, aconsejar, escribir, pintar y producir en
todos los campos del saber, teniendo claro, que la vida es una tarea, una
asignatura que dura hasta el final.
La vida del ser humano está dividida en ciclos
de 7 años, en los cuales, cada período marca el desarrollo del ser humano con
hechos puntuales, siendo que hasta los siete años, se establecen las bases de
la educación, los niños desarrollan la relación con el entorno, es el ciclo de
la dentadura y se completa el desarrollo instintivo; de allí a los catorce,
surgen cambios importantes en los aspectos mental y físico, que determinaran la
personalidad como hombre o mujer; luego hasta los 21 es el desarrollo psíquico,
la expresión del carácter, se adquiere la mayoría de edad y comienza la etapa
de la adultez; de allí a los 28 es la juventud plena, la adquisición de
responsabilidades, del desarrollo emocional; es un periodo de progreso en la
captación de valores superiores, se despiertan por lo general el interés por el
arte, la filosofía y la religión. Luego hasta los 35 es la plenitud física, es
un periodo lleno de creatividad, de
energía para expresarse al mundo; seguidamente hasta los 42 se cumple con la ambición terrena y
espiritual, y ya debe estar afirmado el gobierno de la propia vida, con la
necesidad de expansión; llegando así a un séptimo ciclo, donde se alcanza la
plenitud intelectual, se llega a la reflexión filosófica y analítica respecto al sentido de la
existencia; es por ello que la llegada
al límite de esos ciclos, que han sido marcados por ciertos cambios en los
patrones de conducta; al llegar al
séptimo ciclo, o a los 49, y cuando prácticamente se deberían haber cubierto las etapas, de estudiar, profesionalizarse,
casarse, y adelantar los hijos, es
cuando se comienza a disponer más tiempo para dedicárselo a “sí mismo”, porque
hasta ahora se ha tratado de cubrir las expectativas que se esperan de
nosotros, como ciclos naturales a cumplir, y es entonces cuando se debe
comenzar a asumir un cambio en determinadas líneas, que nos permitirán
establecer los parámetros que al final definan nuestro comportamiento y actitud
en la etapa a partir del octavo ciclo y marquen la diferencia si tenemos la
fortuna de llegar a los años dorados de los 70……y más.
En las diferentes etapas de vida del ser humano,
se van satisfaciendo necesidades propias de cada momento, de acuerdo a lo que “social
y culturalmente” se ha establecido dentro de las diferentes sociedades. Más
cuando se ha completado la mitad del camino, en caso de aquellos que están
solos o acompañados, cuando los hijos se han marchado, y llegó el momento de
jubilarse del trabajo o de la profesión que se ha ejercido durante mucho
tiempo; muchas personas comienzan a
cuestionarse, sobre el hecho de…… ¿Y ahora qué?...
Es frente a ese dilema que se toma conciencia,
que así como un día, nos vimos con un bebé en los brazos y sin manual para criarlo,
debiendo comenzar a programar actividades, horarios, rutinas y proyectos para
dentro de lo mejor posible, cumplir con la tarea de ser padres; igualmente si
no se toman las previsiones al respecto, un día podemos vernos, envejecidos,
cansados, enfermos, deambulando por clínicas y hospitales con los estudios
radiológicos en las manos, o encerrados en algún lugar donde nunca imaginamos
que podríamos llegar.
De tal manera que, así como se organiza la
crianza de los hijos, preparándolos para
su futuro, igualmente se debe planificar el camino para los años del descanso y
de los que, para quienes tenemos la
certeza que la vida no termina con la muerte, ir dándole forma al camino de
regreso, de manera que el mismo no cause contratiempos a nuestro entorno
cercano, y llegar a cumplir esa etapa dentro de lo posible, con Salud, Paz y en Armonía.
Dentro de este contexto se puede ir labrando el
cómo ir dando forma a esa última etapa de la vida, que nos permita trascender,
dejando gratos recuerdos más allá de lo que se haya podido sembrar en la
Juventud y como dice Madre Teresa en su poema “..más que lástima, inspiremos
respeto...”
Así podríamos decir que llegar a la vejez en un buen estado físico y
mental es una de las cosas que más preocupa de nuestro bienestar; al fin y al
cabo, ¿de qué sirve cuidarse si no es
para vivir más y mejor? Pero hay algo que a todos en alguna oportunidad
nos hace reflexionar: y es que no cabe
duda de que en ocasiones la vejez pareciera ser injusta; en algún momento todos
hemos conocido a personas que han fumado y bebido hasta su último suspiro y han
vivido hasta los 90 años sin mayores contratiempos, y otras que han tenido una
vida más saludable y no han llegado a cumplir los 70; pero una cosa es clara:
diga lo que diga la genética, hay comportamientos y actitudes que ayudan a
tener una vejez más activa, saludable,
feliz y ello implica mejor calidad de vida.
Dentro de este esquema podría decirse que este mensaje,
está enfocado hacia aquellas personas – que cada vez son mayoría- , y han
comenzado a ver y a vivir la vida con sentido metafísico, comprendiendo que
vivir, va más allá de un ciclo biológico.
Desde el centro de mi Ser.....Nervis C.
Desde el centro de mi Ser.....Nervis C.
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